Características generales Éstas no eran sino oficinas donde se centralizaba la formulación escrita de las decisiones y mandatos del monarca mediante la oportuna redacción, validación y expedición de los documentos (chartae, privilegios, provisiones, etc.) autentificados por el sello del rey (sigillum regis) allí custodiado. Si los formularios establecían las pautas para redactar dichos documentos, en los registros de cancillería se anotaba su entrada y salida, extractando las partes formularias y añadiendo una noticia más o menos detallada de su contenido. Finalmente, la cancillería percibía por su expedición unos derechos de sello denominados en un principio caritellum o caritel y, más tarde, “tasas de cancillería”.